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viernes, 10 de agosto de 2007

Instituto Nuevo Amanecer: Cuando la voluntad obra milagros. Parte 2

Reportaje
parte 2


La Dimensión del Amor


Entrar a las instalaciones del Instituto Nuevo Amanecer y recorrer sus diversas áreas, es entrar a una dimensión del amor y a una escuela en donde aprendemos múltiples lecciones de vida, donde los maestros no son otros sino los mismos niños que con su esfuerzo y entrega, día a día luchan por superar las dificultades de su trastorno. Esta percepción fue avalada por el ingeniero Marco Antonio Amaya, Director General del instituto:

“Cuando alguien llega al Instituto Nuevo Amanecer queriendo ayudar a los niños con parálisis cerebral, los que salimos ayudados somos nosotros. En este camino, vamos viendo que quien tiene la discapacidad es uno y no los niños. Una discapacidad que va más allá de la motora. Las problemáticas que viven las familias de estos niños son tan complejas, que uno se da cuenta que los problemas que vivimos nosotros, son mucho más triviales que los de ellos. La enseñanza que nos dan estos pequeños, difícilmente la encontraremos en la vida cotidiana".


"Ver a un niño que en forma incondicional te entrega su cariño, que no distingue clase social, ni se deja llevar por el materialismo, es muy aleccionador. También lo es, la satisfacción de ver a un niño caminar a los siete o nueve años, cuando regularmente lo hace a los dos o tres. Hay familias que ven a un niño caminar a los nueve años, cuando su expectativa ya la habían perdido, y después de tanto trabajo; tenacidad; perseverancia en la terapia, mucho amor y apoyo por parte de la familia, lo consiguen. Definitivamente que su perseverancia va más allá de la que uno tiene. Y entonces su sonrisa no tiene precio”

Gracias a la ayuda de los donadores y la comunidad en general, el Instituto Nuevo Amanecer cuenta con 9 programas de atención para los niños, 4 para padres de familia y 5 dirigidos a la comunidad y tiene la capacidad de atender hasta 350 alumnos por ciclo escolar. El trabajo de sus directivos, los 95 empleados y más de 200 voluntarios, ha logrado convertir al instituto en una de las mejores organizaciones en Latinoamérica por el impacto de sus programas especializados y multidisciplinarios, al contar con un modelo de atención integral que está siendo retomado por otras instituciones afines.

Sobre el aspecto del voluntariado, continúa diciendo el Ing. Amaya: “Yo invitaría a los lectores de Diez en Salud a venir a conocer la institución, acercarse a alguna causa. -No somos la única institución en la zona metropolitana; hay más de 400 organizaciones trabajando para la problemática social-, en cada una se descubren los dones de la vida. Y encuentras cómo hay tantos maestros ahí esperando a sus alumnos. Muchos de nosotros contamos con conocimientos y dones materiales, pero por falta de sensibilidad, nos olvidamos de la responsabilidad moral-social que tenemos, y de la aportación que podemos dar. Les invito a que seamos más solidarios. Que la rentabilidad que a veces deseamos ver en nuestras cuentas de ahorros, se refleje en un beneficio para todos y definitivamente, el reconocimiento no nos lo van a dar en esta vida, nos lo van a dar en la otra”.

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